En Venezuela la corrupción ha destruido e impedido y lo sigue haciendo a gran escala, el desarrollo del país y su gente, ha incrementado la pobreza a un 78% según los últimos resultados de ENCOVI. Ha debilitado las instituciones democráticas, ha profundizado la opacidad sin que las autoridades siquiera muestren la intensión de investigar y sancionar a los respomsables.
Debemos rechazar estas actitudes de un Estado totalitario con un NO rotundo y certero a la corrupción en el país, venga de donde venga. En caso contrario los venezolanos seguiremos sometidos a circunstancias hostiles que han acabado con nuestra calidad de vida, y aunque muchos no han establecido aun la relación entre la violación de sus derechos y las corruptelas en todos los niveles, debe entenderse que cada minuto que una familia venezolana esta sin electricidad, sin agua, sin alimento, sin aseo urbano, arriesgando su vida en un vehículo inseguro que hace transporte publico, a la espera de un medicamento o que le pueda llegar el turno para que le puedan realizar una operación en los hospitales, o de atención medica que no consigue, allí estamos sufriendo las consecuencias todos los venezolanos de un nivel alto de corrupción y criminalidad de un estado devastador en nuestras vidas.
Por ello es la importancia que los sectores de la sociedad debemos tomar conciencia del problema y comenzar a trabajar juntos de la mano en un país inclusivo de todos los liderazgos de convicción, con responsabilidad y honestidad.
Reflexionemos, y pensemos en los miles de venezolanos, amigos y seres queridos que han muerto por culpa de este duro enemigo de nuestro país y la emergencia humanitaria compleja que nos afecta día a día con mayor furia. Es necesario entender que la Emergencia Humanitaria Compleja que hoy vivimos todos los venezolanos en general, es una de las tantas consecuencias de la corrupción y que en el esfuerzo colectivo de los ciudadanos es donde encontraremos la dosis necesaria para enfrentar este mal y minimizar la desgracias en la que esta sumergida la población.
Durante estos 20 años de la mal llamada revolución, desde Chavez hasta el ahora violador de los Derechos Humanos Nicolas Maduro, hemos visto como ha incrementado el nivel de corrupción y criminalidad a gran escala, Y ahora en tiempos de covid_19 ha crecido exponencialmente este gran flagelo.
Podemos nombrar varios de tantos ejemplos:
1) El proceso que vivimos los venezolanos ante la gran escasez de combustible en los primeros meses de la cuarentena y que, seguros estamos en los próximos meses serán aun peores, se ve cada vez más afianzado y fortalecido ante el llamado «Bachaqueo» y contrabando de combustible por parte de funcionarios del Estado, del mas alto rango hasta el simple miliciano, he incluso en los llamados colectivos.
2) Las innumerables obras inconclusas en el país y los miles de millones de dolares invertidos y hasta la fecha los venezolanos aun no sabemos donde están son hechos que evidencian el nivel de corrupción que vivimos.
Un caso visible en el estado Cojedes: El ferrocarril Tinaco – Anaco que conectaría los llanos con el Oriente del país, obra de gran envergadura y que hoy solo quedo para pastorear ganado de la zona.
3) Los hospitales del país en pésimas condiciones sanitaria y sin insumos médicos para atender la población vulnerable, siendo Venezuela unos de los principales países del mundo con las mayores reservas minerales y petrolíferas, pese a las riquezas hoy vemos como los venezolanos están en un nivel tan elevado de pobreza extrema, incluso por encima de Haití.
La responsabilidad esta en nuestras manos, es la hora de rechazar y organizarnos como sociedad para combatir este mal que nos carcome día a día, cobrando vidas inocentes de todas las edades, violando nuestros Derechos Humanos. Seamos conscientes del abismo a donde nos esta llevando el régimen venezolano.
Salgamos del estado contaminado de nuestros pensamientos, contemplemos neutralmente nuestro estado de vida, hagamos un análisis preciso, plasmemoslo en un mapa y modifiquemos la ruta que estamos andando, detengámonos y giremos el timón. Recordemos que el mar calmado no hace buenos marineros, los mejores son revelados en las aguas agitadas, tenemos que servir y compartir amor, es el mejor combustible que nos mantiene vivos, nunca olvides que siempre debemos ser luz, una luz que guié, no que apague o ciegue.