Las juventudes que hacemos vida en el espacio cívico venezolano promoviendo y defendiendo Derechos Humanos y liderando las Organizaciones No Gubernamentales: Centro de Acción y Defensa por los Derechos Humanos (CADEF), Gritemos Con Brío, Tu País Plural, Voto Joven, CAMPO y Women Riots en el marco de los 209 años de la Batalla de la Victoria y la conmemoración del 12 de febrero, día de la juventud desde 1947 nos expresamos ante el contexto adverso, restrictivo y de deterioro constante que impacta en el desarrollo de la vida de las y los jóvenes venezolanos:
Durante el año 2019, el espacio cívico venezolano se ha ido colocando en riesgo continuo, partiendo de la orden expresa del Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz de prohibir registrar actas constitutivas, ordinarias y extraordinarias de Fundaciones y Asociaciones Civiles, lo que evidencia un atentado en contra del derecho de asociación expresado en el orden jurídico nacional e internacional. Debido a esta orden, múltiples jóvenes vieron la necesidad de postergar la posibilidad de desarrollar sus proyectos bajo registros legales y otros, fueron condicionados a eliminar de sus documentos constitutivos la declaración expresa de trabajar en la promoción y defensa de Derechos Humanos (DDHH) y principios democráticos.
Para el gobierno de Venezuela tal medida no fue suficiente y en el 2023, Diosdado Cabello, Diputado ante la Asamblea Nacional, lideró e impulsó un proyecto de ley que pretende imponer un cerco represivo a las Organizaciones No Gubernamentales ya existentes. Atentando contra el derecho a la libre asociación de todos los venezolanos y las venezolanas. Este proyecto de Ley es una estocada más a la política de criminalización hacia Sociedad Civil, donde además se ha perseguido, intimidado, y detenido arbitrariamente a jóvenes defensores y defensoras de Derechos Humanos. Hoy en día, Venezuela se enfrenta a una amenaza del cierre definitivo del espacio cívico, sin embargo, como jóvenes tenemos la firme convicción en que nuestra labor en pro de visibilizar la realidad que vivimos debe continuar, es por ello que a continuación exponemos el deterioro de la diversidad de nuestros derechos:
DERECHO A LA EDUCACIÓN:
El sector educativo ha sido, a lo largo del periodo que ha cubierto el chavismo, uno de los más acosados por el Estado Venezolano. No solo han sido años de represión al Movimiento Estudiantil por su constante lucha en diversas iniciativas por la democracia y la libertad de Venezuela, dejando consigo un número irreparable de pérdidas humanas, torturados, exiliados y desterrados, sino también el acoso constante a un sector docente que se organiza y reclama por sus reivindicaciones en pro de una vida digna en ejercicio de su profesión.
Hoy no solo son las Universidades, por ser la institución con mayor credibilidad en la sociedad venezolana, las que han sido objeto de una política sistemática de asfixia presupuestaria que ha visto un profundo deterioro de las infraestructuras. El futuro de los y las jóvenes en Venezuela está en riesgo cuando no podemos hablar de la existencia de educación de calidad en los sectores de básica y media, y paulatinamente nos acercamos al cese total del ejercicio del mismo derecho a la educación en el país, por acción u omisión del Estado Venezolano en sus responsabilidades para garantizar las condiciones necesarias. El deterioro del proceso de enseñanza y la necesidad de los y las jóvenes de subsistir en medio del difícil contexto venezolano ha obligado a cientos de miles de venezolanos y venezolanas en edad formativa a abandonar las aulas de clases por no ver un futuro a través de la continuación de sus estudios.
Ante esta dura realidad, se levantan aún miles de jóvenes activistas a nivel nacional en defensa de los espacios de libre pensamiento y de formación, identificándolos como los pilares del crecimiento y desarrollo para la Venezuela que todos soñamos. Los y las jóvenes acompañamos las luchas por el ejercicio del derecho a la educación y que sea de calidad por entender que el futuro de nuestro país solo podrá ser escrito en páginas brillantes por el esfuerzo de nuestros jóvenes en prepararse y formarse ante los retos que están por venir, añadiendo más heroísmo al hacerlo con empeño en las horas más oscuras y difíciles de nuestra República. Ese es nuestro compromiso de cara al futuro.
DERECHOS DE LAS PERSONAS LGBTIQ+:
Las personas LGBTIQ+ en Venezuela se encuentran más que nunca en un estado de desprotección debido a la ausencia de derechos y las nuevas amenazas hacia las organizaciones que trabajan por los derechos de la comunidad. El Estado Venezolano mantiene y refuerza un comportamiento homofóbico, el cual no sólo ignora las demandas que desde hace 20 años se han solicitado (matrimonio igualitario, reconocimiento a la identidad de género, legalización de las familias homoparentales y leyes en contra todas las formas de discriminación) sino también somete a las personas LGBTIQ+ a la emergencia humanitaria compleja y una crisis política sostenida que causa daño profundo y sin intención alguna de repararlo.
Por estas razones las juventudes LGBTIQ+ estamos más que nunca comprometidas en nuestra formación y organización para incidir efectivamente por la conquista de nuestros derechos. Estamos construyendo un nuevo pacto generacional que permita priorizar la lucha por las desigualdades y la discriminación que vivimos en nuestro país. La modalidad de este proceso es distinta, busca construir una nueva narrativa que desde la proposición y la empatía construya puentes orientados al desarrollo. Sabemos que no es una tarea fácil, pero comprendemos la necesidad de acompañar al Estado y sus instituciones en el fortalecimiento de sus capacidades para el desarrollo de políticas públicas inclusivas que consoliden una sociedad moderna, diversa y profundamente inclusiva. La meta es un país plural.
DERECHOS ELECTORALES:
Desde 2014, Venezuela ha vivido la profundización de un proceso de conflicto de carácter sociopolítico que ha afectado de manera diferenciada a jóvenes y mujeres. Tras la vuelta a la arena electoral con el proceso electoral municipal y regional de 2021, se hizo evidente la falta de jóvenes en este espacio, tanto ejerciendo el derecho activo de ser elegido como el pasivo de elegir. Contrario a la opinión pública, los resultados obtenidos en el proceso electoral de 2021 evidenciaron de forma numérica que la presencia de las juventudes es significativamente baja; el informe de participación política de juventudes de Voto Joven nos arroja ejemplos importantes: el cargo con mayor participación de juventudes cuenta con tan solo 2,80% de jóvenes. Contrastando esta realidad con los 3.000.000 de jóvenes que aún no están inscritos en el Registro Electoral, nos encontramos frente a la posibilidad que la voz de la juventud sea silenciada en el bienio electoral 2024 – 2025 que enfrentará Venezuela. La falta de participación de jóvenes dificulta aún más el proceso de reinstitucionalización que debe transitar el país, pues son justamente estas generaciones quienes sentaran las bases de una democracia sólida, plural y participativa.
El ente electoral venezolano tampoco facilita que este escenario cambie, la oportunidad de que 3.000.000 de jóvenes se inscriban ante el Registro Electoral se ve afectada por las dificultades de acceso al mismo, dado que solo se encuentra en las capitales de cada estado, miles de jóvenes ven coartado su derecho de participar del espacio público venezolano de manera eficaz e igualitaria; asimismo, se mantienen las deudas de promoción de participación de más liderazgos femenino en procesos electorales y el reconocimiento de cambio de género a la comunidad trans, hecho que anula el derecho de este colectivo a votar o ser elegido. Por otro lado, los partidos políticos venezolanos no facilitan el acceso a jóvenes a espacios de representación política que impliquen el desarrollo de un relevo generacional y con ello, la consolidación de nuevos liderazgos, las mujeres jóvenes sufren, a su vez, una doble afectación diferenciada al ser anuladas del espacio de participación y competencia por ser jóvenes y mujeres. Hoy en día se vuelve prioritario que estas deudas y necesidades sean atendidas para el fortalecimiento de una democratización del país.
Las juventudes venezolanas apuestan al voto como una herramienta transformadora del entorno y capaz de generar cambios desde los cimientos de las instituciones. Su participación política debe ser garantizada.
DERECHO A LA IGUALDAD DE GÉNERO:
En muchas partes del mundo, existe una gran discriminación hacia las mujeres; esto es una realidad que se ve motivada por un principal factor: su género. Venezuela no es la excepción, a diario observamos la constante vulneración de los derechos de las mujeres, y en consecuencia, su regresión. La falta de protección del Estado, la falta de investigación y la falta de sanción a los delitos que se cometen, hacen al Estado venezolano el autor primigenio de este contexto.
Durante el año 2022, ocurrieron alrededor de 236 femicidios, es decir, cada 37 horas una mujer, adolescente o niña era asesinada, y el Estado venezolano no ha siquiera propuesto un plan de acción para abordar la situación, dejando en claro que nosotras no somos una prioridad. Es por ello que la juventud alza la voz constantemente por esta y otras situaciones; realizamos marchas, concentraciones, llamados, comunicados y somos quienes constantemente estamos luchando por el cambio.
Queremos construir un futuro en el que las niñas no tengan miedo de quedarse solas con sus familiares o que las jóvenes no quieran salir a las calles, no solo por la violencia a las que están expuestas a vivir, sino también por las diferentes formas de desigualdad que enfrentan como; no vivir una menstruación digna, luchar contra la brecha salarial o por la falta de reconocimiento de trabajo como no remunerado, así como su sobrecarga.
Los y las jóvenes son y serán el pilar fundamental para este y muchos otros cambios, en la construcción de nuevos estándares que permitan vencer la discriminación y desigualdad en la que vivimos, a través de las diferentes visiones, ideas, narrativas, perspectivas y aprendizajes que brindan. La juventud siempre será un importante vector de cambios políticos, económicos y sociales.
DERECHOS DE LOS JÓVENES EN LAS COMUNIDADES RURALES DE VENEZUELA.
La juventud es la clave en cualquier estrategia de desarrollo socioeconómico en las zonas rurales. Su vigor y potencialidad son los elementos que a mediano y largo plazo, pueden contribuir a la disminución de la pobreza rural y al mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Sin embargo, la falta de programas y estrategias que incluyan a los jóvenes en el desarrollo social, y la no transmisión de valores culturales y conocimientos técnicos; han ocasionado la deserción de cientos o miles de jóvenes de las zonas rurales a las zonas urbanas, abandonando lo que consideramos, es uno de los principales sistemas de desarrollo y sostenibilidad de la nación. Los cambios socioeconómicos y políticos han agravado más esta situación; y nos encontramos ante una disminución de la capacidad productiva y el difícil reemplazo de los actuales productores, quienes ya no poseen la misma fuerza y capacidad.
La invisibilidad de los jóvenes rurales como potenciales impulsores de la producción agropecuaria, es un factor de riesgo para la seguridad alimentaria y el bienestar familiar. Desde las organizaciones de Derechos Humanos, creemos en la juventud rural y su potencialidad; y a la vez, seguimos propiciando los mecanismos que permitan la defensa de sus derechos y las garantías de una condición de vida digna.